Calabaza en tacha un dulce tradicional del día de muertos

Incensario Mictlantecutli

Como La Catrina, disfruto de los días 31 de octubre, 1° y 2 de noviembre, días que corresponden a la Víspera de Todos los Santos, al Día de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos respectivamente.

Te voy a contar la razón por la que disfruto tanto de estos días.

Te acordarás que hace un año te platiqué sobre el altar de muertos, y hoy me gustaría resaltar que, según datos de algunos historiadores en la cultura del México prehispánico, cuando una persona moría se envolvía en su petate (especie de tapete flexible elaborado con fibras vegetales que se utilizaba como cama) y se organizaba un ritual para guiar y acompañar al recién fallecido en su camino al Mictlán o lugar donde habitan los muertos, y donde descansarán eternamente.

Los historiadores y arqueólogos nos narran que llegar al mundo de descanso tomaría 4 años.

Y seguramente preguntarás ¿Por qué ese tiempo? Los mexicas, que eran grandes observadores de la naturaleza, consideraban que sus muertos llegaban a su destino una vez que el cuerpo se convertía en esqueleto y, curiosamente toma 4 años esa transformación.

Según la cosmovisión mexica, los individuos nacemos con el objetivo de morir, y nuestro lugar de descanso eterno tiene que ver con la forma en que morimos y con nuestra forma de vivir. Para entender un poco esto veamos rápidamente cada uno de los sitios de descanso de los muertos.

Comencemos con el Tlalocan o lugar donde reside Tlaloc, como recordarán este es el señor de la lluvia, y los descarnados que llegan a su mundo son los que murieron por causas relacionadas con el agua. Por ello, entre los habitantes del Tlalocan tenemos a las personas que fallecieron ahogadas, a quienes les impactó un rayo, a aquellos que padecían hidrocefalia o hidropesía, y a los individuos que sacrificaron en su honor.

Las personas que llegaban al Tlalocan simbolizaban el ciclo de vida, razón por la que se les enterraba con semillas, con la esperanza de que germinaran. Ellos descansarían en un lugar feliz entre plantas, frutas, árboles, flores y animales, la descripción de este lugar nos hace pensar que era dichoso y lleno de felicidad, algo así como el paraíso.

Los guerreros que morían en batalla, los prisioneros de guerra muertos en honor de alguna divinidad diferente a Tlaloc y las mujeres que morían dando a luz, irán a descansar al Omeyocan (lugar de Ometeotl), su descanso consistía en festejar todos los días el nacimiento del sol con cantos y bailes entre flores y pájaros. Se creía que tenían oportunidad de regresar a la vida en forma de aves de bellos plumajes después de 4 años más en Omeyocan.

Los niños hasta los 4 años descansarían en el Chichihualco (lugar de crianza), en donde un árbol era la nodriza de los pequeños los cuales permanecerían en ese lugar hasta que los habitantes de la tierra, por alguna razón, fueran destruidos. Así el objetivo de estos pequeños seria reencarnar y repoblar la tierra.

Algunos autores, como el historiador Alfredo López Austin, sostienen que, debido a la complejidad del pensamiento mexica, es muy probable que existieran más mundos para el descanso de los muertos, pero aún no se tiene información sobre ello, lo cierto es que, los demás mortales, iríamos al Mictlán, donde no había dolor, ni sufrimiento y probablemente ayudaríamos a la creación de la vida desde ese lugar (Miguel León Portilla: 2015)

Probablemente, estarán pensando y eso que tiene que ver con el Día de los Muertos, bueno, recordemos que ya habíamos conversado sobre que los mexicas tenían festividades para conmemorar a sus muertos, los familiares proveían a sus difuntos de comida y herramientas de trabajo que utilizaron en vida, para que pudieran saciar su hambre en el camino y, si era necesario, que pudieran utilizar sus habilidades en el lugar de descanso que les correspondiera.

También podemos recordar que se creía que los espíritus de sus muertos podían regresar a convivir con sus seres queridos cuando se celebraba a los señores de la muerte en Huey – miccaílhuitl, cuya traducción al español es “La Gran Fiestade los Muertos” y que corresponde a la veintena 10 del año mexica. (Enrique Vela & María Nieves Noriega, 2015).

Cabe mencionar que, estas festividades se sincretizaron con las fiestas cristianas de la Víspera de Todos los Santos, el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos y, es por ello que, en México, recordamos y esperamos de manera festiva a nuestros muertos del 28 de octubre al 3 de noviembre.

Bien, ya evocamos la parte histórica de esta tradicional festividad, pero para que siga siendo tradicional les comparto una rica receta, un dulce que no puede faltar en el altar de muertos.

El Dulce de Calabaza en Tacha

Te cuento que este excelente postre recibe este nombre por los tachos, que era el nombre de las cazuelas de cobre en el que se preparaba el piloncillo o panela. Para aprovechar los restos del piloncillo, que quedaban en la cazuela, se agregaba calabaza y se cocinaba, dando como resultado el dulce de calabaza, mismo que se prepara de varias maneras en los diferentes estados de México, pero siendo un dulce reconocido de las festividades de muertos.

¡Cómo recuerdo ese olor dulzón del piloncillo y las especias cuando empezaba el proceso de preparación! También escucho la algarabía de los chiquillos viendo como se cortaban las frutas y robando con mucho cuidado, para que la abuela y las tías no se dieran cuenta, un tejocote o unos trozos de naranja.    

Existen dos variantes muy famosas de este dulce, una es muy sencilla y solo lleva calabaza, piloncillo, anís, clavo y canela; y otra que es más perfumada por la cantidad de frutas de temporada que se le añade, esta última es la receta que te mostraré a continuación.

Ingredientes para 6 porciones

  • 2 kilos de calabaza en trozos y con cáscara
  • 1 camote grande, pelado y en trozos
  • 4 guayabas (un poco verdes) partidas a la mitad.
  • ½ kilo de tejocote pelado (evitar que se oxide pelándolo y poniendo en un cazo con agua y unas gotitas de naranja)
  • 1 mandarina perfectamente lavada y sin pelar o 2 naranjas partidas en rodajas gruesas y sin semillas
  • 4 conos grandes de piloncillo (aproximadamente un kilogramo)
  • 1 raja de canela grande troceada
  • 4 clavos de olor
  • 2 piezas de anís de estrella
  • 1 litro de agua

Preparación

  • En una olla grande, a fuego alto, colocar el piloncillo, la canela, los clavos de olor, y el anís con el agua y hervir hasta que esté completamente disuelto el piloncillo.
  • Bajar el fuego a medio alto y agregar los trozos de calabaza, el camote y los tejocotes, sin agregar más agua. Dejar que se cuezan por unos 20 minutos. Debemos tener cuidado de poner la calabaza que va en el fondo de la olla con la cáscara hacia abajo y el resto con la cáscara hacia arriba, para favorecer el cocimiento
  • Agregar las guayabas y la naranja (o la mandarina). Tapar y dejar cocer por otros 20 minutos o hasta que la calabaza y el camote estén cocidos (cuando se introduce un cuchillo en ellos y sale con facilidad).
  • Es importante considerar que, si la calabaza soltó mucha agua, se deberá sacar la calabaza y el resto de las frutas y dejar el jarabe a fuego medio alto, sin dejar de mover, hasta que espese y tenga la consistencia deseada. Una vez logrado el espesor se regresa la calabaza y la fruta a la olla.
  • Finalmente se dejará enfriar, y a disfrutar, aunque recuerden que hay que dejar un poco para el altar de muertos.

Emplatado

Normalmente, se sirve un trozo de la calabaza en el plato postre se adorna con algunas frutas y se le agrega una buena cantidad de jarabe de piloncillo. Aunque mi abuela nos servía la calabaza en tacha con un poco de leche como cena cuando se levantaba el altar el día 3 de noviembre, o como desayuno el día 4, aún recuerdo ese sabor tan especial del dulce que se deshacía en nuestras bocas.

Ojalá lo puedas preparar y poner en tu altar, para que tus muertos y tu familia lo puedan disfrutar.

Referencias

  1. Arango, R. (noviembre 5, 2017) Los cuatro destinos después de la muerte para los mexicas. Disponible en https://rosyarango.com/2017/11/05/los-cuatro-destinos-despues-de-la-muerte-para-los-mexicas/
  2. Vela, E. & Noriega M.N. (2014) 3 ácatl /2015. El Calendario mexica y el actual. Revista de Arqueología Mexicana. Edición Especial #59. Edit. Raíces México. pp. 52 – 69.
  3. León-Portilla, M (2015) Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. Colección Popular de la editorial Fondo de Cultura Económica.
  4. Olguín, M. & Núñez, M. (noviembre 4, 2019) La leyenda del Mictlán dio vida al día de muertos. Disponible en https://www.gaceta.unam.mx/la-leyenda-del-mictlan-dio-vida-al-dia-de-muertos/

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